Piedras Preciosas Poderosas

Yo ignoro totalmente la etimología científica pero mi ignorancia crasa no me impide disfrutar de la historia de las palabras. Es mi entretenimiento favorito.  Recientemente descubrí que partiendo de un dolor de vientre se llegó al nombre de una piedra semi-preciosa pasando por dos idiomas, por la ignorancia médica de los conquistadores de América y por error de ortografía.

El íleon, en inglés ileum, es el tramo final del intestino delgado que conecta con el intestino grueso.  Hay varias partes del cuerpo humano por ésa zona con nombres derivados como las ijadas que en inglés llaman iliacs. Ijadas suena como el nombre de una organización terrorista musulmana pero significa algo más benigno, son las cavidades de ambos lados del bajo vientre entre las costillas y las caderas.  Existen unos dolores nada benignos, llamados «de ijada» que en su suprema ignorancia médica los conquistadores creían que podían curarse o evitarse usando cierta piedra semi-preciosa.

Un texto de la época aseguraba, «Tiene esta piedra por propiedad oculta que no caigan en el dolor de la Yjada.» Consecuentemente las susodichas piedras eran llamadas «piedras de ijada.» Al francés tradujeron ijada como «l’ejade» cuyo nombre, por errores posteriores de ortografía  se transformó en «le jade

La creencia en las virtudes curativas del jade persisten. En China todavía usan amuletos de jade para protegerse de tales dolores que al parecer son nefríticos y no intestinales.  En inglés llaman «nephrite» a otra piedra de la misma familia pero más común y menos valiosa que el jade que usaban como remedio de las enfermedades renales. No encontré referencia en español para nephrite por lo tanto con mi infalible talento la  bautizo como nefrita. Si no le gusta quéjese a la Real Academia.

En inglés hay otra palabra jade, de origen incierto y no relacionado al de las piedras del cuento. Ese jade usado como adjetivo significa hastiado o cansado. También se usa como verbo y antiguamente se podía decir to jade a horse esto es agotarlo con exceso de trabajo. Por eso  la misma palabra como nombre significaba un caballo de baja categoría y, no sé por qué, una mujerzuela de mala reputación.  También, en argot carcelario, jade significa una larga condena.

Felizmente, en nuestra santa lengua el jade nada más tiene un significado y  jaded no se traduce al español como jadeado ni mucho menos  como jadeante.

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