«¿Hasta cuándo, Donald, continuarás poniendo a prueba nuestra paciencia? ¨
Así empezaría la primera catilinaria norteamericana si lográramos resucitar a Cicerón. En realidad el primer discurso ciceroniano contra Verres parece ser más apropiado contra nuestro primer mandatario – con las necesarias adaptaciones a la presente era. El juicio contra Verres fue por su increíblemente corrupta administración como gobernador de la provincia romana de Sicilia. En tal discurso Cicerón dijo que Verres era fiel a su apellido pues era el nombre de un cerdo padre en latín.
De verres viene nuestra palabra verraco con el mismo significado. (en algunos países también la escriben con ¨b¨). En muchos lugares la palabra tiene significados adicionales como alguien sucio y tonto. En otros quiere decir una persona de mala conducta, particularmente sexual, algo que probadamente aplica a nuestro presidente.
En cambio en Colombia, me cuenta mi mejor amigo, no tiene significado peyorativo, la aplican a personas hábiles, inteligentes, y valientes, cualidades que no parece que adornen a Mr. Trump.
No tengo idea del origen del apellido Verres pero he encontrado otros apellidos romanos interesantes: Pedo en latín quiere decir exactamente lo mismo que en español pero también era el apellido del poeta Albinavanus Pedo, bastante desconocido en su época y mucho menos famoso en la nuestra, pero con tal hedentino apellido alcanzar fama y fortuna habrá sido arduo aunque fuera un buen poeta. Otro gran ignoto, ya fuera por falta de talento o ignoble apellido fue Velleius Paterculus. Culus es el término progenitor de nuestra expresión vulgar para el trasero pero igualmente es un diminutivo de modo que Paterculus podía interpretarse como padrecito o como trasero paterno.