FAUCES INFAUSTAS

El dramaturgo Esquilo murió dramáticamente, de un tortugazo:  Dicen que un águila tratando de quebrar el carapacho de una tortuga que había capturado, confundió la calva de Esquilo con una roca y soltó su presa que impactó fatalmente la cabeza del poeta. Un encuentro dramâtico entre la buena puntería y la mala suerte.

Esquilo fue predecesor de Sófocles otro escritor de tragedias griego de quien no tengo idea de lo que haya fallecido porque  la palabra nuestra sofocleo ni significa que lo hayan sofocado ni para nada sirve.  Se refiere a Sófocles  igual que Cantinfleo a Cantiflas, pero no tiene ninguna otra relevancia.

Hay muertes gloriosas, de cara al sol aunque estuviese nublado,  y hay muertes ridículas como la del rey Enrique IV de Francia quien fue asesinado por un cura, sentado, (el rey  no el cura) en el «trono» de sus necesidades  biológicas.  Lo tronaron mientras tronaba.

También hay muertes infames como el asesinato de George Floyd, sofocado inicua y cobardemente por un policía de Minneapolis.  Su suplicio resultó de la impune opresión contra las personas de color predominante en los EEUU.

Ademas de asfixiar, sofocar significa oprimir, dominar.  Sofocar viene del latín suffocare resultante de sub+fauces.  Fauces parece no tener singular en español ni en inglés.  En latín lo tiene, faux, pero no se usa, lo cual es lo mismo que no tenerlo.  Hay  también la palabra faucal, el  adjetivo correspondiente a fauces importante solamente para los foniatras y los laringólogos.  Por eso el venerable diccionario de la RAE define fauces solamente como garganta pero para los romanos significaba la boca, garganta, o cuello de los mamíferos.  En nuestra habla popular fauces es la boca de cualquier animal, particularmente de las fieras.

Sofocar también es acosar.  Si un león lo acosa en la selva el problema no sería de definiciones porque los leones no las entienden.  Usted posiblemente estará  a punto de enfrentar  las fauces de Cerbero, el perro de por lo menos tres cabezas que guarda la entrada del infierno.  A Cerbero tenemos que agradecer la palabra cancerbero que aplica a «guardias severos, de bruscos modales.»  Según parece, cancerbero también se usa para referirse al guardameta en los partidos de fútbol aunque nada más tenga una cabeza y no muerda.

 

 

 

 

 

 

AVE ERRANTE Y ABERRANTE

Un ave errante y aberrante sería algo más raro que un cíclope bizco.  La definición de errante es «Andar de una parte a otra sin tener asiento fijo.»  Ser errante parece ser un defecto mayormente de los humanos.  En mi tierra creo que al errantismo crónico le llamaban ‘culillo de mal asiento.’

Los ornitólogos son expertos en pájaros pero no saben nada sobre los ornitorrincos pues no son aves pero tienen un pico como el de los patos. O sea el nombre quiere decir pico de pájaro, más preciso que en inglés donde llaman a tales extraños animales  platypuses  que significa pies planos.

No hay que ser ornitólogo para saber que los pájaros no tienen asentaderas y por tanto no pueden sentarse. A los humanos siempre nos han fascinado las aves y las hemos envidiado porque vuelan y pueden cantar dos notas diferentes al mismo tiempo. Dos cosas imposibles para nosotros. Tal vez por esa admiración  las sirenas de la mitología griega originalmente tenían torsos de mujer y cuerpo de ave, por cierto no de aves canoras sino de rapiña. Cuándo, y porqué pasaron de ave a pez no tengo idea. Y los romanos practicaban la ornitomancia.  Los augures predecían observando a las aves desde las águilas hasta las gallinas.

Aunque es apropiado decir, por ejemplo, hay un calor aberrante con el sentido de atroz, en nuestra santa lengua aberrante es primeramente «un acto depravado o perverso.» De todas las especies solamente los humanos podemos ser depravados o perversos.

En inglés, aberrant se usa mayormente con el sentido de desviación o anormalidad, por eso un abogado defensor – como mitigación, puede decirle a un juez que la conducta delictiva de su cliente fue una aberración porque hasta que cometió ese «error» había sido un angelito y no un forajido.  Incidentalmente, la palabra forajido que data del siglo XI está emparentada con nuestra palabra éxito y con la palabra inglesa exit.  Forajido viene de fuera exido, salido afuera.  Exido es el participio del antiguo verbo exir, salir, del cual también provienen éxito y exit.  De modo que si decimos en Spanglish, sal de la frigüey por el éxito 164, no es la aberración  que parece, al menos etimológicamente, y la persona llega exitosamente a su destino.

Jonas Jettisonado

                              En la Biblia la historia de Jonás es un relato absurdo de un par de páginas sobre un personaje  menor también mencionado en dos líneas del Libro Segundo de Los Reyes 14:25 por eso es sorprendente que Miguel Angel lo haya pintado en el techo de la Capilla Sixtina nada menos que sobre el altar mayor además mostrando el urológico detalle de su miembro viril siendo contemplado por un ángel con la mirada fija en tal área anatómica del profeta – con curiosidad o envidia, ya que los ángeles siendo espíritus puros carecen de ese  masculino apéndice.

                                  Según la Biblia, Yavé ordenó a Jonás que fuera a predicar a Nínive pero Jonás compró pasaje en una nave que iba en dirección contraria,  hacia lo que es hoy España.  Yavé montó en cólera y lanzó una gran tormenta contra el navío.  La tripulación arrojó carga por la borda para aligerar la embarcación.  (Tal maniobra se llama jettison en inglés, mal traducida a nuestra santa lengua como alijar echazón que no expresan específicamente el concepto de jettison).  Como se diría en hebreo  lo sabría el capitán del barco pero cuando Jonás  confesó haber desobedecido la divina orden lo jettisonaron y se calmó el temporal.

                                     Pero Yavé lo tenía todo previsto, un gran pez se traga a Jonás sin masticarlo y el infeliz profeta permanece tres días y tres noches nadando en los ácidos estomacales del pez hasta que fuera vomitado medio digerido en tierra seca. Por fin Jonás obedece y camina hacia Nínive a donde entra gritando si no se arrepienten la ciudad será destruída. Asombrosamente le hacen caso pese a que les hablaba en hebreo y los ninivitas hablaban asirio, estaba sucio de vómito y hedía a pescado.  La Biblia no indica que se haya bañado antes de entrar vociferante en la ciudad.

                                              Misión cumplida, Jonás se acuesta a dormir bajo una planta que creció milagrosamente para darle sombra.  San Jerónimo en su Vulgata tradujo el nombre de tal planta como hiedra lo cual provocó un motín cuando fue leída por primera vez durante una misa en Trípoli causando gran enojo al obispo local, el famoso San  Agustín, quien escribió una airada misiva a Jerónimo pues las traducciones anteriores a la Vulgata describían la planta como de calabaza vinatera, una planta similar a la que en Cuba llamamos güira, en México denominan jícaro o acocote y en el cono sur de Sud-América es conocida como mate cuyo nombre mati , de origen quechua dió su nombre a la bebida. Muchas Biblias modernas dicen que la planta era un ricino.

                                         Jerónimo, traductor de extraordinario talento, admitió desconocer la traducción correcta de la palabra hebrea qiqqayon.  Yo, que tampoco la se, si hubiera vivido en Trípoli entonces me hubiese unido al motín pues odio la hiedra de mi traspatio y aún más el aceite de ricino, nauseabundo purgante que varias veces me atormentó en mi infancia.

Papayas y Palestinos Habaneros

                         La Hispanidad es un conjunto de pueblos divididos por un idioma común.  En Cuba a pesar de ser un país pequeño hay diferencias dialectales entre las regiones orientales y occidentales de la isla. El dialecto santiaguero es inmediatamente identificable para los habaneros.  De las diferencias léxicas la más famosa es la palabra papaya, tabú en La Habana donde significa el òrgano sexual femenino y donde la papaya se llama frutabomba.

                     En la capital cubana parece haber un gran número de orientales, inmigrantes internos, desgraciadamente considerados «ilegales» por el gobierno de la familia Castro, los cuales son deportados cuando las autoridades fácilmente los identifica por sus acentos diferentes.

                    Me parece que es en las terminologías sexuales y alimenticias de nuestros pueblos donde la diversidad léxica es de mayor frecuencia.  En Tegucigalpa, donde viví un par de años escuché en la empresa donde yo trabajaba a una empleada, Lucita, decirle con una sonrisa maliciosa, a otro, «Felipe, enchúteme la babosada,»  (refiriéndose a conectar una manguera) y el aludido respondió no menos maliciosamente, «cuando quieras Lucita.»  Aunque no conocía el verbo enchutar o el nombre babosada me dí cuenta del doble sentido. Según la R.A.E.  enchutar es  meter algo en un agujero o en un hueco. Sin embargo la casta y venerable academia no define babosada en el sentido usado por Lucita y Felipe.  Tal vez yo fuí un mal pensado, si bien no tardé en aprender que babosada en Honduras era una palabra muy usada con diversos significados.

                            Pasando al menos picante sujeto de la nomenclatura gastronómica, tenemos, por ejemplo la palabra pabellón que tiene como quince significados en el diccionario inclusive el venezolano de ser un platillo que incluye carne frita, arroz, frijol negro y cambur (plátano) frito.  Pabellón viene del latín papilion, mariposa.

                                     Serenata es un plato frío en Puerto Rico de bacalao, huevo cocido, cebolla, pimiento y algunas viandas , todo aliñado con aceite y vinagre.  Muy sabroso aunque para mí el pináculo de la cocina de esa hermosa isla es el tostón (chatino, patacón) relleno.  Serenata es también música callejera nocturna, frecuentemente en honor a alguien. Viene del italiano serenade, que parece derivado de sera, tarde, en tal idioma.

                                      Una vez, cenando en un lugar remoto de la provincia cubana de Oriente me ofrecieron vino de grifo que resultó ser de toronja siendo dicho nombre derivado del  inglés grapefruit.

                                      La palabra china es tremendamente polisémica en nuestra América, desde naranja en Borinquen a niñera en Honduras pasando por la china que en Cuba puede ser la lotería ilegal, o la varicela.  Nosotros también separamos la palabra española michina, gata, en mi china para expresar amor y ternura.  China y chinita son términos de requiebro y cariño creo que en toda Latino América. La palabra china parece tener también otro origen, quechua, pero generalmente es usada igualmente a la de origen castellano no como la guagua antillana que es un bus y la andina que es un bebé. Coger una guagua en Santiago de Cuba es  permisible, necesario y hasta laudable no así en Santiago de Chile donde es un delito abominable.

«Demos» y la DIOSA PANDEMIA

                     En la mitología greco-romana hay dos versiones del nacimiento de Afrodita:  Según Hesíodo, Cronos castró a su padre Urano con una hoz,  una acción abominable con el agravante de haber usado un instrumento inadecuado para tal menester.  Acto seguido lanzó al mar los genitales paternales y de la espuma (aphros) resultante nació Afrodita.  Homero relata una versión más benigna según la cual Afrodita era hija de Zeus con Dione una de las llamadas Titánides,  hijas de Urano.  Tratando de resolver la contradicción Platón inventó que eran en realidad dos diosas diferentes pero con el mismo nombre,  Afrodita Celestial y Afrodita Pandemia.  Pero Pandemia no porque tuviera que ver con enfermedades.  Pandemia equivalía a democracia. Pan = todos + demos = pueblo.

                    La terrible situación actual  no es una pandemia, es una enfermedad pandémica, una epidemia mundial.  Epidemia = epi + demos. Epi es un prolífico prefijo que significa encima, sobre.  Seattle es el epicentro en los EEUU del coronavirus.  Esperemos que la plaga no se convierta en endémica = endos + demos,  aquí ni en ningún otro país.  Endos significa dentro.  Endémica es una enfermedad habitual o que aparece en épocas fijas en un territorio.

                           Afrodita se acostó con varios dioses del Olimpo.  Cuando yació con Hermes el resultado fue Hermafrodito quien heredó los atributos sexuales de ambos progenitores.  Nació equipado para todos los gustos.  De las proclividades sexuales de Afrodita se origina el vocablo afrodisíaco que todos conocemos y a veces deseamos.

                                    Afrodita ha inspirado mucho arte pictórico siendo el más famoso «El Nacimiento de Venus» de Sandro Botticelli.  (Venus era Afrodita para los romanos).  A esta ensalada de nombres debo añadir que el nombre real de Sandro era Alessandro Filipepi.  La palabra botticello significa barrilito en italiano.  Tal vez le decía Botticelli porque fuera muy bebedor pero con tal apodo pasó a la historia

VIEJO Y VERDE

                             Enrique IV fue un «cambia casaca» que oscilaba de católico a protestante según soplara el viento.  Su frase más famosa fue «París bien vale una misa» que dijo al «convertirse» al catolicismo para poder ser rey de Francia.  Se rumoraba que se vestía de verde, color que pensaba lo hacía atractivo, para frecuentar un parque parisino a disfrutar de la compañía de muchas chicas jóvenes.  Dicen que basado en tal chisme la frase peyorativa «viejo verde» se originó.  Ser viejo y verde no es lo mismo que viejo verde.

                                  Yo soy viejo y verde porque apoyo el Green New Deal de la congresista Alexandria Ocasio Cortés, al Movimiento Green Peace, y porque me gusta comer verduras que, de paso, ayudan a mantenerlo a uno verde.

                            Yo me esfuerzo en ser viejo y verde en el sentido original usado por Virgilio en La Eneida donde describe al barquero Caronte como «ya viejo pero su vejez es la de un dios, briosa y verde.»   En cambio nuestro presidente el Pinocho Anaranjado es un cambia-casaca y amoral viejo verde al estilo de Enrique, no viejo y verde como Caronte y es definido apropiadamente en inglés como «dirty old man,» «viejo sucio» así llaman  a los viejos verdes en tal idioma.

                                    En otros sentidos no se asemeja a Enrique IV quien fue muy querido de su pueblo y por la historia dada su política  de promover la unidad nacional, el secularismo , la tolerancia, y los derechos civiles.  89 años después, en 1685 durante el reinado infame de Luis XIV  se terminó  todo eso.  Luis fue un rey muy  libertino al estilo de Pinocho: vano, ostentoso, un despreciable autócrata que solamente gobernó para el beneficio de la jauría sin traílla de cortesanos ricachones que cotidianamente  lo adulaban sin mesura.

Publicanos y re-public-anos

         Los judíos odiaban a los publicanos y criticaban a Cristo por juntarse con ellos.  Eran dignos de odio porque eran arrendadores de impuestos, le compraban al imperio el derecho a cobrarlos y entonces le sacaban al pueblo todo lo que podían por arriba de lo que debían.  Los publicanos de que habla el Evangelio eran realmente empleados de las «publicani»  grandes empresas usureras que además prestaban dinero.

         Las «publicani» eran tan horribles que hasta nada menos que el maldito de Nerón tuvo que actuar contra ellas para controlar la desmedida avaricia de tales empresas. Eso fue algo que Trump jamás hubiera hecho al ser exactamente contrario a lo que siempre hacen los republicanos que rebajan los impuestos de los ricos y reducen la ayuda a los pobres.  Eran tan re-malas como los corifeos republicanos que apoyan al codicioso de Trump quien ni siquiera sabe tocar el harpa y ha hecho más daño al país y al mundo que Nerón en su día.

             Noam Chomsky ha dicho – muy apropiadamente, que el partido republicano es la organización más dañina en la historia de la humanidad por lo cual llamarlos re-publicanos es insuficiente. Pinocho y sus cómplices más apropiadamente deben ser denominados requete-publicanos o aún mejor, anos públicos.

 

SANGRE POETICA

          Ahora sé lo que es amor a primera vista; en cuanto la vi me enamoré.  Hematopoética,  así era ella. Asumí que su nombre significaba sangre poética y pensé que definía magistralmente nuestra cultura;  llevamos la poesía en nuestra sangre,  lo prueban excelsos poetas y poetisas habidas y por haber en nuestra lengua.

                  El prefijo hemato lo conozco bien.  Recientemente tuve una caída que me dejó con hematomas desde el dedo gordo del pie izquierdo hasta mi amplia frente.  La parte poética no requiere definición.

                  Pero poco dura la alegría en casa de un filólogo diletante: el diccionario en línea de la RAE me golpeó entre ceja y ceja con la cruda realidad, esa palabra no existe.  Mi ilusión fue resultado de una inmunda bestia del funesto necrocomio de la mala ortografía. El término carecía una «Y» y no tiene nada que ver con prosa ni poesía.  Es una palabra médica derivada de hematopoyesis del griego hemato, sangre y poiesis, acción, creación.  Absolutamente nada que ver con lo que yo creía y quería.  Hematopoyético es «perteneciente o relativo a la hematopoyesis»  en palabras laicas es la formación de la sangre en la médula de los huesos.

                    No me arredra la inexistencia de hematopoética . Nuestra santa lengua es la sangre de nuestro espíritu y la poesía el estandarte de nuestra existencia.  Como no existe hay que hacerla existir.

                    Antonio Machado, poeta con gotas de sangre jacobina» en sus venas falleció exiliado en territorio fronterizo francés.  Hubiese querido ser enterrado en España lo cual no era posible durante la sangrienta dictadura de Franco. Sus amigos cruzaron de noche la frontera y trajeron puñados de tierra ibera para esparcirlo sobre su cadáver.

                        Eso fue esencialmente hematopoético.

                      Algún tiempo después  Pablo Casals, otro ilustre desterrado  del fascismo vino con su violoncelo a tocar al borde de su sepulcro.

                      Eso fue esencialmente hematopoético.

Crear nuevas palabras es difícil  pero,

Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Antonio Machado

 

 

UN SÍNDROME DE DROMEDARIOS

          Los camellos y los dromedarios  son de la misma familia.  Dicen que el camello es un animal que parece haber sido diseñado por un comité.  Sin embargo creo que están algo mejor diseñados que sus primos los dromedarios.  Los dromedarios son originarios de la Arabia  y los camellos de Afganistán por tanto cuando en las traducciones de la Biblia  hablan de camellos debían decir dromedarios.    En cualquier caso, parece que no fué posible que Abraham y los otros patriarcas montaran alguno de tales animales porque según recientes investigaciones arqueológicas  en la época de ellos todavía no había en el área ninguna de ésas bestias ya domesticadas.  Lo interesante es que lo averiguaron analizando huesos de la era del Génesis,  datados con carbono 14.  Lo que encontraron fue que los huesos de los dromedarios de entonces no eran tan gruesos como los de siglos posteriores porque no estaban sometidos al peso de las cargas como los domesticados.

                Aparte de las implicaciones doctrinales bíblicas el hallazgo tiene una buena lección de terapeútica ósea: los ejercicios de resistencia fortalecen los músculos y los huesos. Si quiere fortalecer sus huesos aprenda de los dromedarios.

            La palabra camello viene del latín camelus que se origina a su vez en el arameo gamla.  Dromedario significa camello de carrera y está compuesto de dromos, que significa capaz de correr y el sufijo arius que quiere decir «vendedor de.»  O yo estoy muy equivocado o el que les puso el nombre a los dromedarios vendía  camellos ya que en latín carbonarius es carbonero, ferrarius significa ferretero, y urinarius eran baños públicos que existían en Roma donde cobraban por hacer pipi.

              Dromos es componente de muchas palabras como velódromo, hipódromo, y autódromo.  Antes se usaba aeródromo para aeropuerto.  Existe el nombre pródromo para el que va delante en una carrera pero nunca hubiera pensado que la palabra síndrome, generalmente de uso médico, estuviera compuesta de sin, juntos y dromos para referirse a síntomas que «corren» juntos. Por tanto una carrera de dromedarios podría llamarse un síndrome de dromedarios.

CARDIGANES y REBECAS

                         Me parece que en Cuba les llamaban «suéters de botones»  aunque allí muy raramente se usaran suéters de ninguna clase.  Lo interesante es que una derrota horrenda en una batalla el 25 de octubre de 1854 haya generado dos nombres de prendas de vestir, una famosísima poesía de Tennyson y hasta tal vez el nombre de una ópera muy poco conocida, «Caballería Ligera»  de Franz von Suppe que tiene un argumento banal aún para óperas y está confinada a un justo olvido repertorial con excepción de su obertura que es archifamosa.  Tal vez yo soy el único que lo cree pero habiendo sido compuesta en 1866 es probable que la Carga de la Caballería Ligera en la batalla de Balaclava inspirara el título y nada más que el título. (Al pobre von Suppe sus padres le pusieron  Francesco Ezechiele Ermenegildo Cavalieri Suppé Demelli lo cual además de nombre de pila es una pila de nombres y un verdadero horror para el pobre muchacho que de milagro no se convirtió en asesino en serie.)

                                      El desastre de la Caballería Ligera británica en tal batalla de la guerra de Crimea se debió a un error de comunicación.  De la masacre de ingleses a manos de sus enemigos rusos uno de los pocos sobrevivientes fue el que iba al frente, Lord Cardigan, quien sin su culpa cargó en la dirección equivocada y vestía un suéter de botones que se hizo muy popular en Inglaterra y resultó en el nombre genérico para ese estilo de chaqueta. También los gorros que cubren todo el rostro y el cuello, se llaman balaclavas pero los españoles les dicen pasamontañas.  Los españoles también le dicen a los cardiganes rebecas  por el nombre de una película cuya protagonista aparecía con prendas de ése estilo. El Dicccionario de la Real Academia, con error sexista, define las rebecas como prendas de vestir femeninas ignorando a Lord Cardigan.

                                         Finalmente suéter,  que los españoles llaman jersey se deriva de la palabra inglesa sweater cuya prenda los mexicanos apropiadamente llaman sudadera pero que no es lo que mal llamamos nosotros en otros países suéter,  prendas no  para sudar sino para protegernos del frío.  Claro, más de 300 días al año quien se pusiera un suéter en el Caribe sudaría muchísimo.  Nosotros usamos ropa mucho más ligera que la derrotada caballería y usaríamos balaclavas solamente para ocultar nuestra identidad como los olvidados zapatistas del sur de México.